Este artÃculo fue publicado originalmente en SEMANAeconómica.com
El Ejecutivo ha publicado recientemente un proyecto de decreto supremo para extender el plazo del apagón analógico de la TV, el formato actual de la señal abierta, que debÃa ser reemplazada por la televisión digital terrestre (TDT) entre el 2020 y el 2024.
Los argumentos son dos: la ubicación de transmisoras en localidades declaradas en emergencia por el Niño costero y la escasez de expresiones de interés de los radiodifusores por digitalizarse en diversas provincias. El apagón analógico se aplazarÃa al 2026 en varias provincias, con argumentos poco convincentes.
El Niño costero no necesariamente impactarÃa en las transmisoras, pues sus estaciones suelen estar en lo más alto de las localidades. Y la falta de interés de los radiodifusores por digitalizarse se deberÃa, entre otras cosas, a que no producen contenidos locales por la imposibilidad de medir su rating.
La oportunidad de la TDT es su capacidad de dinamizar la TV abierta: mejora la calidad de imagen y sonido (HD) y soporta más canales, lo cual permitirÃa la creación de más programas locales y servicios interactivos (al transmitir en móviles).
En Lima, los principales operadores de TV ya ofrecen canales digitales en paralelo a los analógicos, y existen operadores exclusivamente digitales también. Sin embargo, la calidad de imagen y la variedad de contenidos distan del ideal. Tampoco se ha implementado la transmisión de TDT en móviles, ya que ni los operadores de telefonÃa ni los de TV tienen incentivos para promoverla.
Para alcanzar una calidad HD, todo el proceso debe ser en HD (grabación, edición y transmisión). En tanto las grandes cadenas operen paralelamente en señal analógica, no tienen incentivos para enfocarse en TDT. A la vez, los operadores totalmente digitales no pueden expandirse si la población no está informada sobre esta transición. La oportunidad que representa la TDT para radiodifusores y consumidores se va diluyendo.
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